Cada año en nuestra ciudad los fuegos artificiales del último día de Feria son la señal clave, no solo de que acaban las fiestas, sino de «que acaba el verano» y comienza un ‘nuevo ciclo’. Nuevo ciclo escolar, vuelta al trabajo, a la rutina, al día a día tras el oasis del verano. Para el utrerano, su feria es el cierre de la época estival y el comienzo de algo nuevo, siendo nuestra Feria de las más importantes de la provincia de Sevilla y de Andalucía, debido a su historia y afluencia de público, sobre todo en torno a la peregrinación de Nuestra Señora de Consolación.

Tras dos años sin Feria, la de 2022 fue el volver a lo nuestro, a nuestra fiesta y nuestras costumbres y compañía de la gente. Este 2023 la historia se encauza a como siempre fue, antes de que la pandemia del COVID llegase a nuestras vidas, sucediendo que la Feria ha tenido un éxito rotundo, con una progresión de visitas desde el primer día hasta el último, siendo este domingo el menos transitado del recinto.

Según los servicios de emergencias no hubo incidencias reseñables más allá de las que se suelen dar en estas fiestas con tanta afluencia de público, alcohol e irresponsabilidad.

De nuevo la Patrona fue la gran protagonista con sus miles de peregrinos de fuera de nuestras fronteras y sus fieles hijos, utreranos y utreranas que sacaron un ratito durante las 24 horas del día 8 de septiembre para ir a visitarla, con su lámpara encendida, sus misas especiales, ofrendas florales y su cercanía a la gente con el camarín abierto.

Finalmente, el día 10 de septiembre a la medianoche, un espectáculo de fuegos artificiales que comenzaba puntual como un reloj ponía el «punto y final» un año más a la Feria de Consolación. Poco a poco la vida que se forma en la ciudad ficticia del recinto ferial se fue. Las luces se fueron apagando, el albero asentando y la música cesando para dar por concluido un año más esta fiesta tan disfrutada por todos y todas.