Su familia no sabe qué hacer. Los procesos son lentos y desde que el pasado 12 de octubre Manuel Roldán, de 65 años, fuese arrollado por un tren de Media Distancia, no se le ha podido dar digna sepultura. Tras 27 días, la pesadilla de su hija Natividad Roldán y demás familiares no parece tener fin. Según explica en una amplia entrevista el Diario de Sevilla, el cuerpo quedó desmembrado y no se recogieron todas las partes del mismo en la vía. Una de las piernas apareció al día siguiente en la estación de Santa Justa, enganchada en el tren que lo atropelló. Eran justo los días de la desaparición de Álvaro Prieto y hubo que hacer pruebas para comprobar que la pierna no era del joven cordobés desaparecido. Tres semanas después, la familia Roldán sigue a la espera de la orden judicial que permita dar sepultura a Manuel.
Aquel día festivo, la hija del hombre arrollado pro el tren había aprovechado para practicar senderismo. Hacía la ruta de El Bosque a Benamahoma, en la provincia de Cádiz, cuando recibió una llamada de la Guardia Civil. Eran las 12:30 del mediodía. El accidente se había producido a las 9:20 a la altura de Utrera. Un tren había atropellado a su padre y este había fallecido. Natividad no se explica si fue suicidio o un accidente, pues su padre solía pasar por esa zona de la vía.
«No lo sabemos, sí es cierto que es una persona que ha sufrido depresiones y estaba sometida a tratamiento, pero también lo es que en este momento se encontraba muy bien, mejor que nunca. Llevaba su cartera, su DNI y dinero en efectivo. Aunque no tenía coche, acababa de renovar su carné de conducir y quería comprarse uno. No es la actitud de un suicida. Tampoco dejó nota de despedida ni manifestó nunca su intención de quitarse la vida», explica su hija al Diario de Sevilla. De la declaración del maquinista se sabe que su padre iba caminando por la vía.
La familia pasó en el tanatorio de San Jerónimo, en Sevilla capital, toda la tarde de 12 de octubre. La noche la pasaron en Utrera porque a la mañana siguiente tenían que comparecer en los juzgados de esta ciudad, «para decir cómo queríamos enterrar a mi padre».»Nos comunican que si no se le ha practicado la autopsia antes de las 14:30, tendríamos que esperar otras 24 horas más. A las 14:15 no sabíamos nada aún, pero en un cuarto de hora se agilizaron los trámites y nos dijeron que sí, que el cuerpo salía para Utrera y podíamos velarlo ese mismo día».
Estuvieron toda la noche velándolo y le hicieron incluso un responso a las diez de la mañana del sábado 14, aunque el entierro no estaba previsto hasta la una y media de la tarde de ese mismo día. «Una hora antes de la prevista para el entierro, nos dicen que mi padre no va a poder ser enterrado». Le llamaron del Instituto de Medicina Legal para comunicarle que el entierro se había paralizado por orden judicial porque habían aparecido «restos de extremidades inferiores» en la estación de Santa Justa, que había otras personas desaparecidas en el entorno de la terminal, en referencia al joven Álvaro Prieto, y había que investigar de quién era la pierna.
Pasó el fin de semana sin más novedad y llegó el lunes 16, día en que apareció el cuerpo de Álvaro Prieto oculto entre dos vagones de un tren en reparación a dos kilómetros de la estación de Santa Justa. «Apareció cuatro días más tarde que mi padre, el cuerpo estaba entero, la autopsia confirmó que murió electrocutado y se enterró, pero mi padre seguía pendiente de las pruebas de ADN». El hallazgo de la pierna en Sevilla complica aún más la cuestión, pues hay dos juzgados implicados. El número 2 de Utrera lleva la aparición del cuerpo en las vías del tren y el de Instrucción 11 de Sevilla la de la pierna en la estación de Santa Justa.
La familia tiene otra queja. «También me podían haber dicho desde un primer momento que mi padre no iba entero, que no llevaba todas sus partes. Enterarnos que habían aparecido restos después fue un mazazo para nosotros. Alguien ha hecho mal su trabajo». Lo último que sabe del caso es que los análisis de ambos restos se han mandado a Madrid para que allí los cotejen y confirmen que el cuerpo y la pierna son de la misma persona. Mientras tanto, el cuerpo de su padre ha vuelto a ser trasladado desde el tanatorio de Utrera al de San Jerónimo.
Natividad Roldán está actualmente de baja psicológica, trabaja de carnicera en un supermercado y necesita volver al trabajo y recuperar su vida. La familia teme que llegue Navidad y aún no hayan podido enterrar a su padre.
Fuente: reportaje-entrevista Diario de Sevilla.