Una sinagoga escondida en el callejón utrerano conocido por todos como «el niño perdido» ha salido a la luz gracias a unos trabajos arqueológicos liderados por el arqueólogo Miguel Ángel de Dios Pérez que junto al alcalde José María Villalobos la han dado a conocer a los medios de comunicación la mañana del martes 7 de febrero con las obras de restauración bastantes avanzadas. Esta sinagoga ya estaba registrada en unos escritos de Rodrigo Caro en 1604.
Los trabajos arqueológicos realizados en un hospital del siglo XV en Utrera han sacado a la luz el complejo sinagogal más importante de los hallados en la Península Ibérica, del que se tenían referencias por el historiador Rodrigo Caro en torno al año 1604. Según ha informado en conferencia de prensa el alcalde de la localidad, José María Villalobos, el conjunto arqueológico ha visto la luz tras unas obras iniciadas en noviembre de 2021 en la casa conocida como ‘Niño Perdido’, donde se encontraba el Hospital de la Misericordia, del que Rodrigo Caro ya mencionaba que fue levantado sobre los restos de una sinagoga.
El informe presentado por el alcalde cita que «el estudio estratigráfico de los paramentos del edificio nos permiten proponer la hipótesis de que nos encontramos ante un complejo sinagogal que excede la estricta materialidad de la sala de oración», y que todo lo hallado corrobora lo estudiado por el historiador (1573-1647).
Tour por el complejo Sinagogal ofrecido por el arqueólogo Miguel Ángel de Dios Pérez
El arqueólogo Miguel Ángel de Dios ha puesto de manifiesto que el estado de conservación «es excepcional pues, con las evidencias arqueológicas documentadas, incluido su alzado completo, pueden restituirse su superficie y volumetría originales», algo muy raro de encontrar. Inicialmente se ha desarrollado un primer informe, que apunta a que se podrían hallar nuevos restos, de modo que se continuará trabajando en la zona, de momento mediante la inversión de fondos municipales. También tiene un gran valor histórico pues se han encontrado registros de nombres y apellidos de familias judías completas de la época.
En total, se han hecho cuatro sondeos arqueológicos. Uno de ellos, el localizado en la cabecera de la nave central de la iglesia, es el que «por sus resultados, ha contribuido de una manera más clara a alcanzar el principal objetivo de esta fase de diagnóstico, pues nos ha proporcionado evidencias arqueológicas de la presencia de la sinagoga de Utrera, precisamente donde Rodrigo Caro la situó en 1604″.
En este punto del templo cristiano es donde se ha localizado la sala de oración de la sinagoga, de los siglos XIV-XV. De la sinagoga, y «a falta de alcanzar los niveles fundacionales», se ha documentado su alzado original, el Hejal y su acceso –armario o pequeña recámara decorada donde se guardan los rollos con los pergaminos de la Torá–, el banco perimetral y evidencias de varias fases en la vida del edificio. Igualmente, se ha podido datar el momento de «abandono». Han quedado por localizar el mikvé, el biham y el espacio reservado para las mujeres, de los que «muy probablemente, puedan encontrarse evidencias arqueológicas en el futuro con la ampliación de la investigación», apunta el informe del arqueólogo.
La judería de Utrera es «desconocida» tanto por la carencia de estudios como por la «sustitución urbanística del siglo XX, que ha borrado las huellas que las parcelaciones y edificios de Edad Moderna pudieran apuntarnos». No obstante, en Utrera, la judería estaría ubicada en la actual Plaza del Altozano, con la que linda la casa conocida como Niño Perdido.
En ella, y tras la expulsión de los judíos en 1492, se establece el Hospital de la Misericordia, consagrándose al culto católico la anterior sinagoga. A lo largo del siglo XVI, se suceden varias repavimentaciones y se construye «reutilizando parcialmente el banco perimetral de la sinagoga, un comulgatorio que separa el presbiterio del resto de la iglesia. El presbiterio se construirá sobre la escalera de accceso al Hejal, quedando ésta embutida en la estructura». Ya en el XVII, el Hospital pasa por una reforma «muy importante» que le confiere el aspecto actual.
De forma paralela a los trabajos, el Ayuntamiento quiere que las obras se puedan visitar por todas las personas interesadas, al tiempo que se está trabajando en la zona de los baños de la sinagoga y el lugar destinado a las mujeres. Las excavaciones se han realizado en un edificio que ha tenido distintos usos a lo largo de la historia, como hospital, casa cuna, escuela, restaurante o sala de fiesta, hasta que en 2016 fue adquirido por el Ayuntamiento por 460.000 euros.