El pueblo de Utrera vuelve a demostrar las ganas que tenía de volver a ver cofradías después de dos años en blanco debido a la pandemia, por lo que la Hermandad de Jesús Nazareno contó con mucho público en todo su recorrido. Además, año especial porque está celebrando el 425º aniversario de la imagen de Jesús, que este año ha estrenado su propia banda de cornetas y tambores «Nuestro Padre Jesús Nazareno».
Pese a las muchas horas acumuladas de sueño o cansancio por el madrugón, una Hermandad que tiene un amplio recorrido de varias horas y que finalmente se recogió pasado el mediodía, tuvo un público más numeroso que años anteriores.
Sin tiempo para el descanso, por la tarde y noche, dos hermandades más adornaban este intenso Viernes Santo: La Vera-Cruz y el Cristo de Los Milagros. Desde la Iglesia de San Francisco en la Plaza del Altozano, salía la hermandad de la Vera-Cruz, que procesionó con los pasos del Señor Atado a la Columna y la Virgen de los Dolores. El paso de misterio de esta cofradía es uno de los atractivos de la Semana Santa de Utrera, ya que se trata de un paso de grandes dimensiones, cuya cuadrilla tiene una forma muy peculiar de andar y que es denominado de manera cariñosa como ‘el portaaviones’.
Además de la alegría que supone la estación de penitencia de la Vera-Cruz, la jornada tuvo el punto final con la procesión de la hermandad del Cristo de los Milagros que, como es habitual, llevó la seriedad y el sobrecogimiento en todos los puntos de su recorrido, siendo una de las Hermandades más jóvenes de Utrera, pues se convirtió en una en el año 2007, año en el que realizó la estación de penitencia por primera vez.
Un Viernes Santo que ya adelantaba el fin de la Semana Santa utrerana con las fiestas previa a la tarde del Sábado Santo con la estación de penitencia fúnebre del Santo Entierro.