La noche de San Juan o como la conocemos en Utrera, «Los Juanes» de este pasado viernes 23 a la noche del 24, ocurrió sin incidentes. Los vecinos de las diferentes barriadas de Utrera se reunieron en la calle, y el calor abrasador de noches tropicales acompañó para que tomar comida y bebida en una gran convivencia con los vecinos y amigos en la noche «mágica» del año. Al dar el reloj las doce, se felicitaba al Juan o Juana que se tuviera más cerca y se procedía a la quema del muñeco que cada barrio preparó con esmero y diversión, siempre con la supervisión de los bomberos.
En la peña barcelonista, junto al centro médico Príncipe de Asturias, los vecinos y amigos tuvieron que desplazar su muñeco fuera del campo de fútbol, pues al tener césped este año sería peligroso quemar su «Juan» ahí, y nada ver tenía este año su muñeco, un Piqué con la equipación del Barça adornaba la fiesta junto al escenario, en comparación al gran escudo del CD Utrera que prendió fuego el año pasado esta barriada. Debido a la falta de espacio tuvieron que hacer cambios. Tras la quema de Piqué, a modo de guiño divertido, pusieron la nueva canción de su ex pareja Shakira, le dedicó.
Por otra parte, la barriada del Junquillo, otro barrio unido de Utrera que se junta en el centro de todas las viviendas para convivir esta noche de San Juan, quemó un gran Mario Bros, en honor a la película del personaje de videojuego japonés que se estrenó este verano.
Finalmente, la cámara de Utrera al día se desplazó a la barriada «joven» de Vistalegre, donde en el céntrico parque de la urbanización se reunían todos los vecinos en largas mesas plegables y sillas de playa para estar todos juntos en una velada agradable. Al dar el reloj las doce y con el permiso de los bomberos, se prendió fuego a su «juan», el personaje protagonista del popular juego de ordenador, Minecraft. Todo ello bajo la atenta mirada de los niños y niñas que observaban tras una valla.
A modo de entretenimiento refrescante, uno de los bomberos les dio un buen baño con la manguera a los niños y no tan niños aprovechando que apagaba las cenizas que volaban por el cielo y tenían riesgo de quemar a alguien. Esta «broma» sentó de maravilla entre los niños que acabaron más empapados que el muñeco quemado.