La Fundación del Hospital de la Santa Resurrección, con la colaboración de Fundación Caja Rural de Utrera, celebró en sus instalaciones la II Feria Benéfica del Dulce de Utrera, destinando este año la recaudación a la Asociación ASOCA. La sede fundacional, situada en la calle Ruiz Gijón, acogió los días 24 al 26 de noviembre este evento, pasando por allí más de 3500 visitantes, pudiendo degustar diferentes pasteles de las más célebres confiterías de nuestra tierra, además de otros productos muy típicos de Utrera , como lo son el anís flor de Utrera, Cafés Mocaibo, picos Obando, cervezas Vandalia, y también como novedad productos ibéricos traídos directamente de Monesterio por el restaurante Tierra y Mar del Casino de Utrera.
Las pastelerías que actuaron como baluarte fueron: Confitería Reyes, Confitería Cordero, Confitería Diego Vázquez, Confitería Segovia y, Los Gallego y por supuesto, Madres Carmelitas. Dentro de esta muestra se ofrecieron los dulces característicos de cada confitería mantecados, tortas de aceite, carmelitas, mostachones,: lenguas de nata, bizcotelas, dulces nazaríes, entre muchos otros.
Un participante destacado fue Curro Sánchez Noriega con un pastel casero de parte de la Hermandad de la Trinidad, un acto simbólico de las fechas navideñas que se aproximan. Este año los participantes se han volcado nuevamente en colaborar en este acto benéfico para ASOCA, asociación que merece una mención especial, no solo por la gran labor caritativa que hacen por el pueblo de Utrera, si no por el gran trabajo que han hecho este fin de semana, ya que asistieron con todos sus miembros para estar al frente en la venta de los productos que se ofrecieron en la Feria, siempre con una gran sonrisa, y creando un clima de amistad y generosidad para todos aquellos que acudieron a la muestra.
El éxito de este acto es debido, a todos los mencionados anteriormente y también gracias «a la colaboración de la Fundación Caja Rural de Utrera y la labor de la Fundación del Hospital de la Santa Resurrección, casa e impulsora de todo ello, demostrando que el espíritu de amor y entrega de doña Catalina de Perea sigue vigente tras 500 años«, señalaban desde la Fundación y el Museo del Hospital.