La «casta y el coraje» del equipo de Montoya y el apoyo de la afición, claves para la victoria ante el Almodóvar

23/03/2015

*Un partido vibrante para un choque, a priori, presumiblemente indolente

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CRÓNICA DE: Alfonso Ruiz-Mateos Garrido.

 

Vuelta al San Juan Bosco del equipo de Miguel Ángel Montoya, el C.d. Utrera regresaba con mermas en la línea creativa para medirse en nuevo examen a un rival que sobre el papel no debería haber puesto en aprietos a la escuadra utrerana.
Cuesta arriba empezó el choque, a dos minutos del pitido inicial, un saque desde la portería facilitado por indecisiones defensivas locales habilita al artillero cordobés Jesus,del C.D. Almodóvar del Rio que nos visitaba hoy, para que a bocajarro le pegara con todo obligando a Juan Martínez a una intervención de fuerza y forzada en una respuesta espontánea ante la contundencia del tiro , repeliendo el esférico como vino, pero no evitando un rechace letal en la frontal del área a los pies de Juan Ledesma, que si supo poner más colocación a la bola que su compañero y alojarla en la red utrerana. Minuto dos, mejor imposible para los visitantes, saldando como efectiva la única ocasión que tuvieron en todo el choque con el tanto que abría el marcador, y que quisieron atesorar con tanto empeño.
Silencio en la poblada grada local, pero acompañado de paciencia, de margen de confianza, como experiencia conocida ya entre la afición utrerista en otros envites similares.
Continuaba la misma tónica el equipo utrerano sin perder el patrón de juego con que había salido supeditado al once titular de hoy, sorpresa por el banquillazo de inicio de hombres como Pozo y Rojas sumado la inclusión de inicio de Jon, el chino.
Sorpresa por la recomposición de la delantera, esperando esos ajustes en el medio campo, en la zona recreativa que está por bajas en desigualdad que el resto de líneas.
Aun así, la posesión iba sumando enteros para los locales, minuto a minuto, y por el contrario los cordobeses se replegaron en doble línea defensiva, guarecida en la última por cuatro torres que aparentaban invulnerabilidad.
Momentos de abundante horizontalidad en los pases, poca verticalidad, salvo en una recepción de Jon, quien en una loza se deshace de su oponente, inmersos en el área eso sí, y sin pensarlo le pega a pierna cambiada para llevarla a dentro con buen criterio, todo perfecto para llevar el empate al marcador del Municipal si no hubiera sido por la punta de la bota in extremis de Jose Mari, sigue la jugada y el rechace lo remata el conjunto utrerano al palo, dos ocasiones en una, y parecía que todo iba a tomar el rumbo deseado, siendo solamente un espejismo de lo que sería una primera parte con esas tres ocasiones de gol, una materializada por los cordobeses y dos frustradas para los utrerano.
Tras el descanso, saltaba con antelación los locales, con ansias de agradar, con el mismo once, sin restar confianzas, misma dicotomía, mucha posesión, descompensadisima de uno frente al otro, pero ausencia de verticalidad.
Llegaron los cambios, la delantera cambiada entran Pozo Y Rojas , sustituyen a Orozco y Leal, apostando por meterse en el partido cuanto antes, así fue, merced a un penalti indiscutible favorable a los utreranos y que el artillero local, Johnny, erigido no solo como goleador del equipo sino también del Grupo 2.
Fue punto de inflexión, la presión arriba de las fichas cambiadas, paso el Utrera no solo a dominar sino a pisar área con facilidad continua, por ese camino si no tardarían en llegar las ocasiones y los resultados.
Así fue no solo el penalti transformador para empatar la contienda, sino el segundo en que repetiría Jhoni para poner por delante a los Utreranos, a los que únicamente proponían, dueños ya de ocasiones y del partido.
Había que parar el cambio de actitud local, incluso con la inesperada expulsión del cancerbero Juan Martínez, no minó la voluntad de buscar convencer, y lo hizo y siguió empujando el equipo, y la afición con ellos, a pesar de las provocaciones cordobesistas que buscaban mermar fuerzas jugando como no se juega al futbol, sin balón, con otros recursos, abandonando el campo incluso, pero advertidos en el 70´ `por el gaditano hoy juez de la contienda de la pérdida de puntos si no regresaban.
Momento de reanudación, en tarde fría primaveral, en la que se quiso enfriar la maquina utrerana cuando mejor producía y que fue una estrategia estéril y controvertida que sirvió junto con la apasionante afición para comprobar la astucia y generosidad de un grande en la entidad de los del Paseo de Consolación, de Juanjo, el Capi, que regaló el tercero a Pichón para sellar un duelo accidentado pero entretenido que hizo vibrar nuevamente el graderío, con apoteosis final.
Sigue el Conjunto utrerano con paso solido firme, en la senda de los elefantes, no renunciando en las siete finales que restan a sufrir, apasionarse, y sobre todo sumar para alcanzar el objetivo final.
La próxima semana nuevo test de examen, en Peñarroya.

 

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RESULTADOS Y CLASIFICACIÓN DE LA JORNADA

 

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