Llegó el Día de la Resurrección del Señor, ese día que tanto temen los cofrades su llegada y que tanto anhelan los cristianos para celebrar la Pascua de Resurrección, sobre todo en este año tan distinto a los demás y con tantas situaciones indeseadas.
Una Semana Santa que nunca olvidaremos, creyentes y no creyentes, por la situación que nos ha tocado vivir, prácticamente con un mes de confinamiento, todos tenemos las miras puestas en vencer la guerra a este virus que tantas batallas no está ganando, muchos enfermos, y sobre todo, y desgraciadamente, mucho fallecidos que va a dejar atrás, muchos seres queridos que ni siquiera han podido ser velados tras su fallecimiento ni han podido dar el último abrazo a sus familiares.
Hoy debía ser día de alegría para los cristianos, Jesucristo ha vencido a la muerte, pero realmente está siendo triste por cuestiones obvias, casi 17.000 son los fallecidos por este maldito virus y por mucho que queramos aún no se le ve el fin.
Por el bien de todos, empecemos a darle la importancia que tiene y no nos relajemos en el confinamiento, sigamos en casa, hagamos de tripas corazón y sigamos haciéndolo como comenzamos a hacerlo, salimos solo para lo estrictamente necesario, la vida es bella, y todos merecemos vivirla, no pongamos en peligro ni nuestra vida ni la de nuestros conciudadanos, hoy debería ser día de alegría, pero no puede serlo, ojalá en breve podamos gritar que hemos vencido al Coronavirus, que hemos ganado la guerra, aunque en nuestro recuerdo quedarán todos aquellos que han dejado su vida en esta maldita guerra.
