Tres décadas dedicadas a la saeta, 30 años desde que Ana Consolación García Segovia entonó su primera saeta con su voz inigualable e inconfundible. La Capilla de San Bartolomé, la casa de su Jesús y de su Virgen de las Angustias, fue el escenario escogido por la utrerana para celebrar este íntimo acto con una capilla a rebosar para rememorar estos años con emotividad y cariño. Muchos se subieron al atril para hablar de Consolación, todo palabras buenas, en especial las de sus alumnos de la Escuela de Saetas Ciudad de Utrera de la que García es directora y profesora, formando a promesas de la saeta cada año.
«30 años de oración cantada», porque para Ana Consolación la saeta es orar cantando, rezarle a las imágenes cada Semana Santa con cariño, con pasión, fe y devoción. Cantillana también tuvo mucha presencia en este acto, pues es un pueblo clave en las tres décadas dedicada a la saeta de Consolación, nacida en Sevilla pero asentada desde hace años en nuestra localidad, llevando Utrera por bandera en su corazón y en su voz, pues su madre es utrerana y su padre sevillano.
El acto comenzaba con Consolación rodeada de sus alumnos de la Escuela de Saetas de Utrera cantando a coro. Posteriormente la protagonista del acto fue la primera en subir al atril para dar su agradecimiento sincero a todos los presentes por estos treinta años, en especial a la Hermandad de Jesús Nazareno. El saetero Antonio Manuel Fuentes Rodríguez fue el encargado de presentar el acto de hora y media que estuvo marcado por un buen ritmo, ya que tras cada intervención hablada venía una saeta interpretada por alumnos y amigos de Consolación.
Estos treinta años de vivencias y experiencias dedicadas a la saeta fueron resumidas en un libreto con saetas de Consolación, una por cada hermandad de la Semana Santa utrerana, editado con cariño por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Utrera. Además, sus alumnos dedicaron sentidas palabras a su profesora, cada uno de ellos describiendo una vivencia junto a Consolación que provocaron lágrimas en la homenajeada, que abrazaba a dos de sus alumnos en representación del resto, emocionada y recibiendo un regalo de parte de ellos.
