La Hermandad de la Trinidad de Utrera acogió en su capilla homónima la tradicional Exaltación de la Navidad, organizada por la Asociación de Belenistas El Nacimiento. El acto de este año estuvo protagonizado por José Miguel Sanz Durán, presidente de la Asociación Musical Álvarez Quintero, quien ofreció un pregón que se convirtió en una novedosa y profunda reflexión sobre la Navidad mezclando lo musical con lo familiar. El acto también sirvió para la presentación oficial del Cartel de la Navidad de la Asociación de Belenistas, obra de la joven estudiante de Bachillerato de Arte, Jimena Aguilar. La autora explicó que la obra destaca a la Virgen con el Niño, integrando elementos arquitectónicos y paisajísticos inspirados en la tradición utrerana, como el Arco de la Villa.

El pregón, que duró hora y media, tuvo como característica principal y original un pequeño teatro que el exaltador ideó junto a su hijo Juan. Utilizando la metáfora de un programa de radio que guía el montaje del Belén, Sanz y su familia recrearon las escenas clave de la Natividad con diálogos, música en directo y una gran ternura. Desde la Anunciación a María hasta la Adoración de los Reyes Magos, este segmento ofreció una visión íntima y didáctica de la historia, demostrando que el espíritu navideño se vive y se transmite en el hogar y en familia, con algo tan habitual en estas fechas como es montar el Belén en familia.
Tras ser presentado por su gran amiga Osmila González, José Miguel Sanz Durán, en su discurso formal, enfatizó el papel central de la música en la vivencia de estas fiestas. Sanz, con 52 años de experiencia en el mundo musical, definió la Navidad como «un estado del alma» y «una melodía que cada año vuelve a sonar dentro de mí.»
El presidente de la Banda Álvarez Quintero destacó a los músicos como «mensajeros sin palabras» que transmiten la memoria colectiva y la esperanza. Su mensaje principal invitó al público a buscar la armonía común, una metáfora que extrajo del trabajo en una orquesta:
«Qué hermoso sería que el mundo funcionara como una banda o una orquesta, donde cada uno aporte su parte, donde cada voz sea necesaria y donde todos encuentren su lugar. Esa es la lección silenciosa que nos ofrece cada concierto navideño. La armonía solo es posible cuando hay voluntad de escuchar y de comprender.»
El Exaltador finalizó su intervención invitando a la ciudadanía a vivir y participar de esta Navidad de una manera feliz y musical, con el deseo de que la melodía más importante sea la de «la paz, la esperanza y la unidad.»







