El acto de Público Homenaje por el centenario del nacimiento de Fernanda de Utrera del jueves 9 de febrero por la tarde a las 17:30 horas, en la plaza Ximénez Sandoval de Utrera, estará dividido en varias partes: primero la celebración de un pleno extraordinario donde se hará una lectura de acuerdos y un anuncio de la programación cultural prevista para todo el año. Después habrá una intervención de autoridades, amigos, admiradores y periodistas, seguido de actuaciones de artistas admiradores de Fernanda y Bernarda de Utrera y finalmente una ofrenda floral a su monumento en la plaza mencionada.

En su pueblo, en Utrera, no sólo tiene una calle con su nombre y un monumento dedicado, sino que fue nombrada junto a su hermana, Hijas Predilectas de Utrera, la distinción más alta que cualquier utrerano que se precie de serlo pueda detentar, sin olvidar los reconocimientos locales realizados en el Potaje, por la Orden del Mostachón, o por la Peña de otro de los grandes, Curro de Utrera, junto a un sinfín de homenajes.
Su reconocimiento no sólo ha quedado limitado a lo local, sino que ha trascendido a todos los ámbitos de las Administraciones Públicas, Hija Predilecta de la Provincia, Medalla de Plata de la Junta de Andalucía, Medalla de Oro de las Bellas Artes y Medalla de Plata al Mérito al Trabajo.
Así, la Corporación Municipal solicitará a la Junta de Andalucía la concesión de la Llave de Oro del Cante a Fernanda y Bernarda Jiménez Peña, “Fernanda y Bernarda de Utrera” y se va a aprobar el inicio de un programa de actos conmemorativos del centenario del nacimiento de Fernanda de Utrera bajo la denominación de “Fernanda y Bernarda de Utrera. Raza y compás”. El Pleno Extraordinario está convocado para el jueves 9 de febrero a las 12:00 horas.
Fragmentos de la carta homenaje «FERNANDA Y BERNARDA DE UTRERA. RAZA Y COMPÁS», del alcalde José María Villalobos:
Fernanda y Bernarda «Las Niñas de Utrera”. Sin esta rebeldía que las caracterizaba, probablemente no hubieran llegado a la cima del flamenco, de un arte abanderado por hombres sobre todo en la época que les tocó vivir. Comenzaron desde muy pequeñas a cantar, aunque no contaran con el apoyo de José Jiménez Fernández, su padre. El patriarca era matarife y ganaba el suficiente dinero como para que sus hijas no tuvieran que profesionalizarse. Aún así, se formaron, crecieron y triunfaron. Antonio Mairena, amigo de la familia, convenció al progenitor para que las dejara grabar su primer disco y las dirigió en el inicio de su carrera. Fue él quien las bautizó como “Las Niñas de Utrera” y se las llevó a Madrid a actuar en tablaos como el Zambra, Corral de la Morería, Torres Bermejas y Las Brujas. En 1952 llegaron a rodar su primera película, “Duende y Misterio del flamenco”, de Edgar Neville. Su carrera profesional no hizo más que empezar. Sus voces rotas llenas de duende y misterio, han sido un instrumento que han transmitido al oyente emoción y escalofríos en cada uno de los tercios que han interpretado. El manantial gitano de su cante era siempre una dramática batalla. Arriesgaban todo peleando cada palo hasta agotar sus posibilidades, rebuscaban, pellizcaban, perseguían la pureza visceralmente.
El flamenco es mucho más que un cante, un disco o una actuación concreta que los aficionados guardan en el rincón más privilegiado de sus memorias. En enclaves andaluces como es nuestro caso, Utrera, el flamenco es un modo de vida, una manera de encarar la existencia, que en cierta manera ha llegado a nuestros días gracias a los testimonios y a las vivencias de las personas que nos han precedido, que han vivido cerca de los grandes artistas y que guardan en su interior un legado en forma de historias que de ninguna manera se puede perder en una sociedad que en demasiadas ocasiones no presta atención a su pasado.