Este año ha sido doblemente especial para los cofrades utreranos, puesto que dos años sin Semana Santa han provocado que se tuviesen muchas ganas de esta, pese a las lluvias del Lunes y Martes Santo, la semana ha transcurrido bien y como todos la recordábamos. Pero todo tiene comienzo y final. Y la señal de esto es la estación de penitencia de los pasos del Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores en su Soledad en la tarde del sábado santo.

Los dos pasos procesionaron este Sábado Santo entre un mar de personas que poblaron todos los rincones de la ciudad para aspirar los últimos aromas del incienso de una Semana Santa que ya se puede considerar como histórica. Como principal novedad, los utreranos y visitantes disfrutaron del acompañamiento musical que procesionó con el paso del Cristo Yacente, conocido de manera popular como el paso de la urna. Después de muchos años, contó con un trío de capilla.

Como es habitual, los representantes de las hermandades de la ciudad y los componentes de la corporación municipal se incorporaron al cortejo a su paso por el ayuntamiento, componiendo una imagen ya clásica del Sábado Santo utrerano.

Al momento de su recogida en la Iglesia de San Francisco, los espectadores observaban con un nudo en el estómago el «fin de la Semana Santa», tristes por el final pero felices de que después de dos años en blanco por una pandemia mundial, poco a poco regresaba la normalidad y la Semana Santa era una prueba de ello.